Historia

Lokiz, una facería
Asentados en torno a la Sierra de Lokiz, hay 25 pueblos que se reparten en cinco valles: Lana, Améscoa/Amezkoa Alta y Baja, Allín y Valdega. Estos municipios y concejos continúan disfrutando del usufructo de la sierra, una facería cuya originalidad consiste en que cada pueblo limitante y propietario, agrega una porción de su monte comunal lindante, para ampliar el territorio común en lo que respecta al pastoreo.
Una facería, o régimen de facerías, es una figura de derecho privado de Navarra que actualmente queda definida en el Fuero Nuevo como “servidumbre recíproca entre varias fincas de propiedad pública o privada".
Historia de la Junta
Los derechos de aprovechamiento y la organización de la Junta de la Sierra de Santiago de Lokiz están regulados por las Ordenanzas, cuya última recopilación fue aprobada por la Diputación en 1961. Corresponde, pues, al organismo supremo de gobierno o Junta la aplicación de éstas.
La Junta de la Sierra de Lokiz es una de las más antiguas de toda Europa. Hasta el siglo XIV los derechos de aprovechamiento y su organización fueron regulados por costumbre, pero en 1357, las desavenencias entre los pueblos fueron zanjadas por una sentencia que establecía por escrito todos los aspectos jurídicos y sociales de la sierra. Es lo que se conoce como “El Apeo de Lóquiz” cuya copia mas antigua, de fecha próxima a la original, se conserva en el Ayuntamiento de Améscoa/Amezkoa Baja.
A lo largo de su historia, su estructura y organización han ido variando, pues en sus orígenes, la sierra se gobernaba por una junta integrada por dos representantes de cada valle; en total, eran 10 miembros. Era conocida como “La Junta de los Dieces” de Santiago de Lokiz.
En aquellos entonces, la Junta se reunía cuatro veces al año: El 15 de febrero, para examinar las listas de ganado con derecho a pasto en invierno; el 25 de julio, con el mismo objetivo, en el tiempo estival; el 29 de septiembre, para la renovación parcial de sus miembros, presentar cuentas y subastas de haya y roble, y por último, el 28 de octubre, para tratar los presupuestos, acordar la veda o subastar los frutos de encina y repartir el superávit del ejercicio entre los cogozantes para fondos concejiles o municipales.